¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando nos enamoramos?. Seguramente esta es una pregunta que alguna vez te habrás hecho, pero ¿pudiste responderla?. Alguna vez habrás escuchado lo de “mariposas en la panza”, pero hoy vamos a hablar de lo que ocurre bioquímicamente y fisiológicamente en nuestro organismo cuando nos llega el amor: bioquímica del amor y como funcionamos cuando nos enamoramos.
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Comencemos entonces: algunos autores señalan que cuando nos enamoramos la química de nuestro cuerpo se altera, pero, sin embargo no existen en la actualidad los suficientes estudios que puedan afirmarlo. A pesar de esto, resulta interesante ver la relación que existe entre las hormonas segregadas por nuestro organismo en base a nuestro comportamiento al estar enamorados.
La fase inicial del enamoramiento, y en relación a la bioquímica del amor está cargada por una atracción, dirigida por la hormona testosterona (generada en los testículos en los hombres y en los ovarios y glándulas suprarrenales en las mujeres), donde además es la encargada de regular la demanda sexual. El amor romántico, es la etapa de los próximos 4 años desde que nos enamoramos, y es aquí, en esta etapa donde aumentan los niveles de dopamina en el cuerpo al igual que la concentración de feniletilamina y norepinefrina. Sumado a esto, la testosterona sigue estando presente y aumenta en su cantidad. Se estima que luego de este periodo la generación de estas sustancias disminuyen, y por lo tanto la fase de enamoramiento decae.
Desde los 5 años en adelante, en la bioquímica del amor se da lo que llamamos la unión a largo a plazo. Siempre y cuando una relación dure por encima de este periodo de tiempo, la presencia de otras hormonas generadas por la vida sexual y la llegada de un bebe fortalecen los lazos de la pareja, aunque nunca con las mismas características que al inicio de la relación. Aquí es donde la oxitocina comienza a jugar su rol. Esta hormona, es liberada en las mujeres durante el nacimiento y lactancia del bebe. Ayuda a crear lazos con el nene y también a estrecharse en los brazos y acurrucarse. La vasopresina, por su parte, es una hormona que aparece para facilitar los lazos afectivos duraderos y tanto el aumento de oxicitocina como el de vasopresina reducen la producción de testosterona.
Ahora bien hablemos del “enamoramiento cerebral”, ¿Qué es esto?, ¿a qué nos referimos con la bioquímica del amor?. El cerebro, alerta la presencia de otra persona que nos interesa y comienza a segregar hormonas que alteran nuestro actuar cotidiano. Es así que la corteza prefrontal forma parte del sistema de recompensas del cerebro y es quien evalúa las respuestas a nuestras acciones. Por su parte, la amígdala, parte de nuestro cerebro, tiene más que ver con las emociones y la socialización, El área ventral y tegmental, se encarga de segregar dopamina y norepinefrina. Habiendo dicho esto, vamos a dar un dato de interés. ¿es igual el amor fraternal, a un hijo, que el que le tengo a mi pareja?. La respuesta es no. Si bien todo se engloba en amor, serán amores diferentes. Dos neurocientificos británicos, se encargaron de hacer hincapié y estudiar estos dos tipos de amores, Bartels y Zeki. En el año 2000 realizaron una investigación para identificar las zonas del cerebro que se activaban al ver la imagen del ser amado. Tomaron resonancias magnéticas a 17 universitarios enamorados y llegaron a la conclusión o respuesta de que el amor romántico y el amor materno, activan diferentes zonas de nuestro cerebro.
Bien, tras toda esta información acerca del amor y la bioquímica del amor, hay otras preguntas que surgen: ¿el amor entra por la nariz?, ¿Por qué nos enamoramos?, ¿de qué nos enamoramos?. Luego de plantear estos interrogantes, ahora demos lugar a las respuestas. En cuanto a que si nos enamoramos por la nariz, la respuesta conlleva estos datos:


- El órgano vomeronasal se encuentra a los lados del tabique nasal y se dice que percibe las feromonas y envía las señales al hipotálamo. Las señales de las feromonas llegan a través de un sistema más próximo que el sistema olfativo principal. Entonces, es así, que hablamos del “olor del amor”, que no son más que las feromonas, sustancias secretadas por las axilas, cerca de los labios, pezones, ingles entre otros lugares y que cuando encontramos a la persona adecuada es porque estas feromonas nos parecen agradables y nos son compatibles.

- Cuando la pareja está el resto desaparece: la dopamina y la norepinefrina son dos estimulantes neurológicos que ayudan a que fijemos nuestra atención en un punto.
- No voy a perderte por nada: el aumento de dopamina y norepinefrina hacen que los niveles de la serotonina bajen, lo cual genera una actitud obsesiva hacia el nuevo estimulo.
- Síndrome de romeo y Julieta: cuando la relación presenta algún obstáculo, los niveles de dopamina aumentan considerablemente, pues el cerebro reconoce que el objetivo aún no se ha podido cumplir. Esta situación hace más fuerte el lazo amoroso.
- No puedo vivir sin ti: toda adicción desarrollada por el hombre está asociada a altos niveles de dopamina, lo cual genera ansiedad, obsesión, dependencia física y emocional, incluso distorsión de la realidad.

- Del amor al odio: si alguien está esperando la llamada de su pareja y esta demora en llegar, el sistema de recompensas del cerebro hace que se emita más dopamina, en un intento por lograr el objetivo. Si la llamada aun no llega, se dejara de producir dopamina y la amígdala generara la sensación de ira.